Nocturno
hecho de luz, pero también de sombra, que es la mensajera de la
pesadilla.
Hay algo en mí que no asiste a su propio martirio. Y las palabras
forman aquí un cerco de sílabas y sonido, y resuenan en el alma con
significados inciertos: las palabras nunca llegan a destino del modo
en que uno deseaba que llegasen.
La cuestión es que yo amaba el artificio de la noche. Y en el recuento
de mis soledades hay una (ésta) que es para la noche, sólo para la
noche: delirio de luna entre las manos del viento.
Pero vuelvo a la luz y lo que fui carece ya de sentido. Sólo me queda
entonces un estar futuro, un ser que se desdobla como en un
caleidoscopio inconcebible.
(2004)