Insomnio
El ojo se abre. La luz que entra por la ventana del cuarto y da de lleno en el ojo es la luz de la luna. El ojo es mi ojo y está despierto otra vez.
Tuve un sueño terrible que no puedo recordar y estoy agitado. Mi rostro cubierto de sudor frío brilla ante esta luna asesina que entra por la ventana y golpea de lleno en mi rostro y mis dos ojos.
A mi lado ella duerme. Respira dulcemente y hay en su boca cerrada una sutil sonrisa. Ella es hermosa y duerme plácidamente: no sabe nada de mi rostro agitado ni de mi sudor frío ni de la luna que da a su rostro blanco y a su cuello un brillo fantasmal.
La acaricio muy levemente, para no despertarla. Ella sonríe en sueños y eso me hace feliz. Beso su cuello blanco, su cuello de fantasma herido de luna, pero esto ella no lo sabe. Mi mano acaricia su cuello, la piel es suave y la garganta parece muy frágil, y la resistencia que opone a mi pulgar es débil. Estamos en mundos muy distantes, ella duerme serenamente y yo estoy insoportablemente despierto, la luz de la luna da de lleno en su cuello blanco y mi pulgar hace un poco más de presión. Su rostro cambia entonces sutilmente, por un instante brevísimo veo una mueca de espanto.
Me quedo completamente inmóvil, conteniendo el aliento y temiendo que ella escuche los latidos agitados de mi corazón. Así me quedo hasta que vuelvo a oírla respirar suavemente, y yo puedo recuperar la paz. Cierro la persiana.
Tuve un sueño terrible que no puedo recordar y estoy agitado. Mi rostro cubierto de sudor frío brilla ante esta luna asesina que entra por la ventana y golpea de lleno en mi rostro y mis dos ojos.
A mi lado ella duerme. Respira dulcemente y hay en su boca cerrada una sutil sonrisa. Ella es hermosa y duerme plácidamente: no sabe nada de mi rostro agitado ni de mi sudor frío ni de la luna que da a su rostro blanco y a su cuello un brillo fantasmal.
La acaricio muy levemente, para no despertarla. Ella sonríe en sueños y eso me hace feliz. Beso su cuello blanco, su cuello de fantasma herido de luna, pero esto ella no lo sabe. Mi mano acaricia su cuello, la piel es suave y la garganta parece muy frágil, y la resistencia que opone a mi pulgar es débil. Estamos en mundos muy distantes, ella duerme serenamente y yo estoy insoportablemente despierto, la luz de la luna da de lleno en su cuello blanco y mi pulgar hace un poco más de presión. Su rostro cambia entonces sutilmente, por un instante brevísimo veo una mueca de espanto.
Me quedo completamente inmóvil, conteniendo el aliento y temiendo que ella escuche los latidos agitados de mi corazón. Así me quedo hasta que vuelvo a oírla respirar suavemente, y yo puedo recuperar la paz. Cierro la persiana.
Etiquetas: cosas reales y artificios
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