Los territorios anexados de Mastropiero
Una o dos veces cometí el error de dejar salir a Mastropiero (en la foto, en pleno bostezo) a inspeccionar el hall de entrada. Desde entonces se volvió totalmente fanático y siempre pide salir un rato. Son sus territorios anexados de extramuros. Llegó a cansarme, desde luego, pero luego la cosa se puso más seria: el tipo aprendió a abrir la puerta. En el fondo me da igual que abra, salga, entre, lo que quiera, pero que cierre. Cosa que jamás le pasará por la cabeza.
Un par de veces me encontré al llegar con la puerta abierta, por lo tanto me obliga a tener cerrado con llave todo el tiempo, incluso cuando estoy dentro. Al encontrarse con tal contrariedad y límite arbitrario a su libre albedrío, le ha dado a veces por pararse delante de la puerta y llorar. De nada sirve que le explique que salir no es su derecho. Esto no entra en su lógica de gato.
De vez en cuando me apiado y lo dejo salir un ratito. Y es muy gracioso porque se recorre todo el hall con la nariz pegada al suelo, a las paredes, a la escalera. Como si lo moviera una fuerza que procede de su hocico. Lo inspecciona todo con curiosidad y un poco de temor. Y así un rato hasta que se cansa, o me canso yo, o sube la señora del cuarto piso con sus dos perros.
Etiquetas: No Rafa - no quiero saber de tu gato
2 Comments:
Rosita se ha convertido en mi despertador. Como no puedo dejar la puerta de la habitación abierta porque le gusta tomar las hojas más nuevas y verdes de mi única planta superviviente, cada vez que me echo la siesta tengo que cerrar la puerta de la pieza. Unos 15min más tarde ella viene y llora al lado de la puerta. Sé que en el fondo me dice " levanta vaga hija de puta y dame más de comer". Ultimamente sus niveles de consumo de croquetas son increibles. Por las mañanas, si no me levanto cuando suena el despertador a las 7, llora al lado de la puerta "levanta vaga hija de puta y ve a trabajar" y los fines de semana, cuando OBVIAMENTE no me levanto a las 7, ella llora igual "levanta vaga hija de puta son las x". Ya no necesito reloj los fines de semana: cuando hace media hora que me he dormido Rosita llora o los obreros del principal pican las paredes.
Como los obreros siempre paran al mediodía (sagrada siesta) y recomienzan a las 4 cuando yo estoy acostándome, incluso en fin de semana, he pensado bajar a Rosita un día a la puerta del principal a eso de las 6 de la mañana del domingo. Dos pájaros de un tiro.
Con ánimo de generar controversia, manifiesto que este blog se declara a favor de Rosita.
Publicar un comentario
<< Home